13 Mar 3. La inteligencia emocional
En esta publicación vamos a continuar en el camino a la excelencia con otro de los puntos clave para alcanzar nuestro objetivo de trabajar al más alto nivel, de forma continuada y con un éxito continuado, este punto es:
La inteligencia emocional
En 1990 Salaverry y Mayer lo definieron como:
«Un conjunto de meta-habilidades que pueden ser aprendidas, Salovey y Mayer (1990) estructuran el concepto en torno a cinco dimensiones básicas referidas a:» (“Modelos explicativos en psicología de la motivación – A-WEAR”)
1) el conocimiento de las propias emociones
2) la capacidad para controlar las propias emociones
3) la capacidad de motivarse a sí mismo
4) el reconocimiento de las emociones ajenas
5) el control de las relaciones.
Además, desde una consideración psico-fisiológica, estudios recientes (LeDoux, 1999) han aportado información específica sobre el papel de la amígdala como punto de unión entre el cerebro emocional y el cerebro racional, corroborando con ello la noción de IE (Mestre, Guil, Carreras de Alba y Braza, 2000). (“Modelos explicativos en psicología de la motivación – A-WEAR”)
Es decir, es posible desde una actuación racional, influir en nuestro cerebro emocional.
Como complemento a esta teoría, se desarrolla el nuevo concepto de Inteligencia Exitosa, que podemos asimilar en parte a la Inteligencia Emocional, pero teniendo en cuenta otros aspectos como la existencia de fortalezas y debilidades de las que partimos y que hemos de potenciar y aprender respectivamente; ajustando el comportamiento a las circunstancias de cada momento y desarrollando así una forma exitosa de pensar y de sentir.
Según Sternberg, la inteligencia exitosa (Successful Intelligence) está integrada por el conjunto de habilidades necesarias para alcanzar éxito en la vida, una variable que depende de la perspectiva de cada persona y de su contexto sociocultural. Las personas tienen inteligencia exitosa si reconocen sus fortalezas y las desarrollan al máximo (todos somos buenos en algo) al mismo tiempo que reconocen sus debilidades y encuentran formas de corregirlas o compensarlas (nadie es bueno en todo). Por último, las personas con inteligencia exitosa se adaptan y dan forma a su entorno ajustando su pensamiento y conducta para encajar mejor en el mismo, modificarlo o elegir uno nuevo haciendo un uso equilibrado de tres capacidades: la inteligencia analítica, la creatividad y la inteligencia práctica (Sternberg y Grigorenko, 2007). (“La Teoría de La Inteligencia Exitosa de Sternberg Como Modelo … – Scribd”)
La inteligencia Emocional es un conjunto de habilidades imprescindibles que ha de tener un comercial que quiera caminar hacia la excelencia, además de un Cociente de Inteligencia dentro de la franja alta de normalidad.
Hay personas que de forma natural tienen una gran inteligencia emocional, probablemente porque desde su infancia ha tenido que desarrollarla por necesidad, con un adecuado aprendizaje innato.
No obstante, también es una habilidad que se puede desarrollar en cualquier momento de nuestra vida, si realmente queremos adquirirla.
Siguiendo los estudios de LeDoux, podemos de forma consciente y racional analizar nuestras emociones para llegar a un conocimiento de ellas y además saber que se pueden gestionar y elegir la respuesta que les queramos dar, y se pueden automatizar, mediante el entrenamiento.
Después de lograr esto, adquirimos la capacidad de automotivarnos, para ello disponemos del conocimiento adquirido por los científicos que ya hemos citado y ver qué tipo de motivación podemos tener en cada momento.
Este conocimiento y gestión de nuestras emociones, y con la observación y reconocimiento de las emociones ajenas, va a ayudarnos a tener una empatía con las personas que nos rodean y así poder ponernos en su lugar, pero conociendo cuáles son sus sentimientos y sus gustos.
La empatía consiste en ponernos en el lugar del otro, pero con los sentimientos de él, no con los nuestros. Si queremos complacer a una persona intentaremos darle algo que ella valore, no que valoremos nosotros. Si a nuestra novia le gustan los helados de fresa y a nosotros los helados de chocolate, si nos ponemos en su lugar le compraremos un helado de fresa, no de chocolate.
Así podemos mejorar nuestras relaciones sociales con los demás, previamente hemos de valorar y conocer nuestras intenciones, nuestros objetivos, y cuáles son nuestras motivaciones. Según vamos ganando experiencia, vamos cometiendo errores y aprendiendo de ellos, pero también en ese proceso aprendemos a reconocerlos con lo que cada vez aprendemos más de ellos y logrando éxitos. Nuestra motivación intrínseca se potencia a medida que vamos teniendo éxito en conseguirla, incrementando cada vez más nuestra sensación de eficacia y de éxito continuado, lo que nos lleva a una “inteligencia exitosa” y adquirir un comportamiento de excelencia.
Veremos en la próxima publicación como con la voluntad y la constancia seguiremos el camino a la excelencia.
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